“La noche estrellada” evoca la imagen de una de las pinturas mas conocidas de van Gogh, un árbol de cipreses frente un fondo azul en la media noche, donde aparecen espirales y torcidas estrellas. Sin embargo, ésta no es la noche estrellada que van Gogh creó. En 1888, van Gogh pintó “La noche estrellada sobre el Ródano.”
Solo como ubicación, Ródano es un río que comienza en los montes Suizos. Desemboca en el mar Mediterráneo y atraviesa además el sur de Francia, antes de transformarse en dos ríos, el gran Ródano, y el pequeño Ródano. Era un río importante para los habitantes de Arles, ya que funcionaba como un medio para el comercio. Y debido al interés de van Gogh por pintar la naturaleza, era de esperarse que también pintara el río.
Noche estrellada sobre el Ródano, Vincent Van Gogh
La noche estrellada sobre Ródano es también una de sus obras mas famosas, aunque se confunde muchas veces con la ya mencionada Noche estrellada. No obstante el estilo de Van Gogh es inconfundible. El único problema es el nombre. Es un óleo sobre tela de 61 x 45 cm. Finalizada alrededor de Septiembre de 1888, así como la carta que envió a Theo con un boceto de la obra. Actualmente se encuentra en el Musée d’Orsay en París.
Esta obra fue parte de los estudios de Van Gogh sobre la noche, durante un tiempo en que estuvo obsesionado con ésta. Describe el proceso de la pintura en una de sus cartas:
“…finalmente las estrellas en la noche, de hecho las pinté en la noche, con una lámpara de gas. El cielo es azul-verde, el agua es azul rey, las áreas de tierra son color alba. El pueblo es azul y violeta. La luz de las lámparas es amarillo y sus reflejos son de un dorado rojizo hasta un verde como bronze. Frente al verde-azul del cielo, la Osa mayor tiene un verde y rosado resplandor que, en comparación con el fuerte amarillo de las lámparas, es pálida y discreta. Dos figuras de color de un par de amantes en primer plano.”
Tal como lo hizo con la terraza del Café en la noche, Van Gogh juntó su pintura, lienzo, pinceles, paleta y una cilla para buscar un buen lugar para pintar, solo que ésta vez tomó además una lámpara. La dedicación a su trabajo es evidente, no solamente la distancia sino también soportó las condiciones en las que pintó. El lo mencionó así. Describe cada color que usó. Elegir el color incorrecto para el significaba dar la impresión incorrecta, el sentimiento que quería capturar sería erróneo. Con el color, el invita a los demás a compartir las horas que estuvo sentado pintando. En contraste con ésta descripción de color, el apenas menciona a las personas caminando en primer plano, ya que el hombre no es la parte principal de su obra. En la carta nos indica con facilidad que es lo que el quería mostrar.
La noche estrellada sobre Ródano no tiene la misma calidez que la terraza del café en la noche. Mas esto no significa que la obra sea fría y distante. Al contrario, el muestra una escena como si alguien la estuviera viendo en ése momento. Como si Van Gogh hubiera abierto sus brazos y gritado “¡Miren éste paisaje!” Las figuras en la parte inferior derecha son pequeñas. Casi se fusionan con el color del suelo; es fácil pasarlos desapercibidos, y de esa manera, Van Gogh enfatiza la grandeza e inspiradora idea del cielo. Las figuras sirven incluso como contraste para el observador. Le dan la espalda al cielo y al pueblo; ya han visto el paisaje, y ya no les importa. Fallan en poder apreciar la belleza creada frente a ellos, a diferencia del que observa.
Esta pieza es perfecta para demostrar el amor de Van Gogh hacia la naturaleza. En lugar de ver granjas en el sol, nos encontramos viendo a las estrellas y la ciudad, cuyas luces bailan junto con el río cuales bailarines. Encontró la belleza y lo increíble en una vista mundana, que captura en una obra magnífica para que veamos lo bello que es nuestro mundo.